X. HA NACIDO UNA ESTRELLA“Irma Grese es la mujer más depravada, cruel y pervertida que he conocido”
El 17 de Septiembre de 1945 comienza, en Lüneburg, el proceso contra el comandante Josef Kramer y otros 44 acusados. Irma es la nº 9, pero se erige en estrella indiscutible desde el primer momento. Los niños corean su nombre cada día, a su llegada al juicio; ella responde, invariablemente, con una sonrisa coqueta… Su actitud, dentro del tribunal, oscila entre la indiferencia y el desprecio. Hace dibujillos en una libreta, se desentiende de los testimonios en su contra… Sus declaraciones son de un laconismo extremo, plagado de “No”, “No se” y “Nunca vi nada de eso”, solo roto por ocasionales chispazos de acerada soberbia: “Yo soy incapaz de hacer planes. Nunca hice ningún plan para matar prisioneros”, “Yo debería saber mejor que usted si tenía o no tenía un perro. ¿No le parece?” o “Me gustaría que dejara usted de repetir la palabra”regularmente”
Los cargos contra ella son escalofriantes: “La acusada nº 9, Irma Ilse Ida Grese fue Aufseherin en diferentes comandos de trabajo y, temporalmente, Aufseherin de un comando femenino de castigo en Auschwitz. Ha sido descrita como la peor mujer de todo el campo. No había crueldad que no tuviese relación con ella. Participaba regularmente en las selecciones para la cámara de gas, torturando a discreción. En Belsen continuó con el mismo comportamiento, igualmente público. Su especialidad era lanzar perros contra seres humanos indefensos”.
Los testimonios, aun peores:
- La prisionera rusa Luba Triszinska declaró que “Cuando las mujeres caían, rendidas por el trabajo, Grese solía lanzarles los perros. Muchas no sobrevivían a estos ataques”
- Gisella Pearl, médico de los prisioneros observó que “Grese gustaba de azotar con su fusta en los senos a jóvenes bien dotadas, con el objeto de que las heridas se infectaran. Cuando esto ocurría, yo tenía que ordenar la amputación del pecho, que se realizaba sin anestesia. Entonces ella se excitaba sexualmente con el sufrimiento de la mujer”
- Isabella Leittner y Olga Lengyel informaron de que “Irma Grese tenía aventuras bisexuales y que en los últimos tiempos había mantenido romances homosexuales con algunas internadas.
- Helene Klein explicó que “Grese “hacía deporte” con los internos, obligándolos a hecer flexiones durante horas. Si alguien paraba, Grese le golpeaba con una fusta de equitación que siempre llevaba consigo”
- Gitla Dunkleman y Dora Szafran testimoniaron “haber visto a Grese pegando a los internos”
- Klara Lebowitz declaró que “Grese obligaba a los internos a permanecer en formación, durante horas, sosteniendo grandes piedras sobre sus cabezas”
- Gertrude Diament e Ilona Stein sostuvieron que “Grese era también responsable de la selección para las cámaras de gas en Auschwitz”
- Helene Kopper contó que, durante su estancia en el comando de castigo, “Grese había sido responsable de, al menos, 30 muertes diarias”
La prensa, mientras tanto, había encontrado una mina. Las rubias perversas venden. Y si la palabra “sexo” también aparece por ahí, negocio seguro. Una nube de fotógrafos espía todos y cada uno de sus movimientos, que son minuciosamente escrutados, analizados e interpretados, siempre con bastante mala idea. Artículos profusamente ilustrados en Life, en Time, en todas partes… Irma no lo sospecha, pero está a punto de convertirse en un icono. O en varios.