VII. UN AÑO DE AMOR
“Si, puede que fuera una niña asustadiza. Pero crecí”
1944 fue el mejor año de su vida. A finales del 43, está a partir un piñón con Maria Mandel y Elizabeth Volkenrath, sus superioras inmediatas, y ha sido ascendida a Oberaufseherin. En Mayo, la nombran responsable del campo C (Arbeitsdienstführerin, con dos cojones). 30.000 prisioneras a su cargo en un espacio previsto para 3000. Y es que la máquina funciona a pleno rendimiento. La guerra no afecta a los transportes, que no paran de llegar y las cinco chimeneas humean alegremente, sin descanso.
Aun así, no es bastante. Hay que improvisar fosas crematorias a cielo abierto…
La bella fraülein Grese es el objeto predilecto de todas las habladurías del campo. Ella y, claro, el pérfido y apuesto Dr. Mengele (“Todesengel”, “Beppo” y otros quince o veinte apodos), lo más vistosito del personal SS… Seguro que ella tuvo algún ligue durante su servicio, pero es poco creíble que anduviera en líos con Mengele, un hombre casado, extraordinariamente pagado de sí mismo y obsesionado con la importancia de sus investigaciones científicas. Aunque imaginar a los dos ángeles chingando tenía que ser una tentación demasiado fuerte. Ya por aquel entonces.
De cualquier manera, todo lo bueno se acaba. En Noviembre, se recibe la orden de dinamitar los crematorios y liquidar el campo. El 17 de Enero de 1945, con las últimas tropas alemanas, Irma abandona Auschwitz. Probablemente lloró.
1 Comments:
Que tristeza el tener que abandonar el campo, destruír los hornos y salir. Es entonces cuando debieron terminar con todo habitante del campo antes que de se expandieran como hierba mala.
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